Lecciones de mi Encuentro con un Maestro: Rasgos Comunes que Definen la Verdadera Sabiduría.
- Malena Hughet
- 28 abr
- 2 Min. de lectura

Durante mi estadía en la India, tuve la oportunidad de conocer el Ashram de Sri Ma Anandamayi. En la entrada de este lugar siempre estaba sentado, en una silla blanca, un hombre mayor al que calculo su edad rodearía los 80 años, su nombre era Swami Vijayananda y alrededor de él, siempre estaban sentados en el suelo, un grupo muy pequeño de personas. Al verlo por la primera vez, pude sentir algo muy especial. Junto con una amiga, nos unimos a las personas y decidimos acompañarlos. Llevaba siempre consigo una bolsa de caramelos para regalar a los niños que entraban al Ashram. Desde la primera vez hasta mi último día antes de viajar a Nueva Delhi, iba a visitarlo todos los días en las tardes. Era la primera vez que veía un maestro sin pompas, que enseñaba a través del silencio y que hablaba con la mirada y el corazón. Nunca lo vi ostentar nada o hablar a las personas con superioridad, y si hablaba, siempre fue con sentido del humor.
El Papa Francisco ha fallecido, y al igual que con Swami Vijayananda, sentí algo especial con él. No solo porque fuera Argentino y me fuera cercano culturalmente, pero por su sencillez y porque intento acercarse a todos sin excepción.
Estos dos maestros tienen mucho en común, los dos fueron seres humanos que no buscaban aparentar ser perfectos, que trataron de vivir en la humildad, la sinceridad, y con sentido del humor. Una persona puede transmitir su honestidad con su sola presencia, con su energía, y con sus acciones. Pero personalmente la enseñanza más grande que me han dejado ellos dos, es que tienes que encontrar el verdadero maestro dentro tuyo, aquel que aprende a vivir, día a día, en el amor, con compasión y esperanza. El sentido del humor que los dos mostraban, representa para mí, la fuerza y las ganas que no debemos de perder ante las dificultades, mantener la jocosidad es mantener la chispa de la vida, aquella fuerza creativa que te empuja a seguir viviendo, a seguir buscando tu camino, aquel que te reencontrara con tu verdadera esencia como ser humano.
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